domingo, 10 de mayo de 2009

¿Padeces de gloriamariatomatitis?

En ese caso vete buscanto un buen psiquiatra que te recete algo bien fuerte porque esto es muy fuerte, vamos. Esta mujer debe comprarse las blusas con la manga mega ancha porque se saca cada cosa de ella... que dan mareos escucharla. Que dice que los homosexuales padecemos "trastorno homosexual", lo cual evidencia, además de tener poca creatividad dada la nomenglatura elegida por esta seudo científica de pacotilla, que debería dejar de dar lecciones en la universidad y recibirlas ella.

También osa la descarada a hacer pública su capacidad de estar a la última en esto de lo que ella se le da tan bien como es el opinar científico, "admitiendo" (lo cual ya tiene tela) que en las últimas décadas el concepto que una parte de la Psiquiatría tiene sobre la homosexualidad ha ido variando y, de hecho, en "las más recientes clasificaciones" de enfermedades ha dejado de presentarse como trastorno mental. Esta mujer se nota que lee los periódicos de... ¿1990? ¡Individua, que han pasado casi veiente años desde que la OMS retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales! Es que "las más recientes clasificaciones" no quieren hacer el ridículo como usted presentado como enfermedad mental algo que es simplente una característica del ser humano: su orientación sexual, homo o hetero o bisexual. Tal vez las clasificaciones de enfermedades mentales enpiecen a incluir la gloriamariatomatitis en ellas...

sábado, 9 de mayo de 2009

Jesucristo, ilumínales

Está claro que si Jesucristo fue un hombre adelanado a su tiempo, la Iglesia católica no puede presumir de dicha fama. Nnca entenderé por qué el catolicismo no deja practicar sexo si no es para tener un hijo, por qué no permite el placer que produce, si siguieran sus argumentaciones sobre "lo natural" que tanto les gusta no hay nada más contra natura que prohibir tener sexo por placer. Querer follar es super natural. Como cuando bebes vino sin tener sed o te bañas en el mar sin necesidad de lavarte. Además, el condón no es más que una de las tantas herramientas construidas por el hombre para evolucionar. Si es que, va a tener que venir otra vez Jesucristo para abrir los ojos a alguien...



vía DM

miércoles, 6 de mayo de 2009

"Las curas" de la Iglesia no existen

Imagínate que estás sentado en un banco de un parque y una señora pasa y te lanza una moneda y te dice "toma, para que comas hoy". Creo que te quedaráis estupefacto. Pero entonces va y pasa un señor con sus hijos y dándole una moneda a uno de ellos le dice que te la deé, y el niño va y con miedo en los ojos se te la lanza y se va corriendo a ser felicitado por su padre. En eso momento crees que el mundo se ha vuelto loco. Sin embargo, a juzgar por las pintas que ellos llevan, te miras las tuyas y ves que llevas los vaqueros que te compraste ayer, desteñidos y rotos intencionadamente en la entrepierna, sigues mirándote y compruebas que, porque empezaba a hacer calor, hoy te has puesto la camiseta que te compraste en Amserdam por un pastón y a la que le cortaste las mangas. Tus zapatillas son de esta temporada, pero están sucias porque, ¿quién lava hoy en día las zapatillas de deporte!? Tras inspeccionarte de esta manera caes en la cuenta de que esas personas que te han dado una moneda sin pedírsela han creído que eras pobre (sí, tampoco te peinas), cuando la verdad es que eres un chico bastante rico que simplemente viste como mejor le parece, sin darle gusto a andie más que a sí mismo. Quieres levantarte y decirles que no necesitas ningún euro, que, en todo caso, se los tendrías que dar tú a ellos para que se fueran a alguana tienda a comprarse ropa, porque la que llevan es del siglo pasado.

Iglesia católica, los homosexuales no necesitamos a sus curas. Las únicas curas que yo querría serían mujeres, esas sí démenlas.

lunes, 4 de mayo de 2009

¿Cuestión de tiempo? ¡Ya!

Esas ojeras no son normales, seguro que es porque no duerme pensando en el momento en el que la Iglesia católica acepte la homosexualidad sin demonizarla, al igual que ahora ya no considera brujería ciertas prácticas llevadas a cabo por mujeres.

Pero seguro que no queremos esperar a estar muertos para que cuatro siglos más tarde se pida perdón al mundo por las atrocidades cometidas, verbal y físicamente. Puede que cuando nos pidan perdón sea demasiado tarde y nos hayamos cansado de tanto berreo para luego venir arrastrándose a suplicar perdón.

Richar Rorty da las pautas para una ética que la Iglesia católica debería leer y adaptar a su costumbres para corrgir aquellas que no aceptan a ciertos seres humanos, que, comportándose con los demás con el debido respeto, no se les respeta a ellos por la vida personal que han elegido.

Ocurrió en el pasado cuando la Iglesia hizo la vista gorda ante la esclavitud, estigmatizó a las madres solteras, jaleó a dictadores como Franco y Pinochet... y sucede ahora cuando condena la homosexualidad, la manipulación genética para evitar o curar enfermedades y a millones de africanos a contraer el sida por mentir sobre la utilidad del condón para impedir el contagio de la enfermedad, como hizo Benedicto XVI recientemente

Una ética para laicos, de Richard Rorty, traducción de Luciano Padilla, editado por Katz Editores, 2009.